Con frecuencia en mis consultas las personas refieren dificultades para dormir, algunos para conciliar el sueño otras para mantenerlo. En ambos tipos la consecuencia es la misma, cansancio, irritabilidad y preocupación frente a la situación.
En este artículo, espero poder brindar información y opciones útiles en esta área tan vital para nuestro bienestar físico y psicológico.
Iniciemos por conocer que se llama higiene del sueño al proceso en el que se educa a la persona para que incluya hábitos de sueño que le faciliten el buen dormir. Lo anterior, con el propósito de que la persona genere estilos de vida que favorezcan un estado saludable para dormir (hábitos faciliten comienzo o mantenimiento de sueño).
El sueño, es necesario para la supervivencia y restablecimiento del equilibrio físico y psicológico del organismo; permite el descanso del cuerpo y cerebro de las actividades diarias (restauración y reorganización de funciones psicológicas y físicas); resultando esencial para la conservación de la energía y termorregulación.
Para conocer mejor el sueño, es importante que sepamos que las horas de sueño recomendadas varían dependiendo de la etapa de la vida en que nos encontremos (fuente: Mayo Clinic), es decir:
Pero no solo la edad influencia el sueño, existen otros factores también a tener en cuenta como:
En este ámbito del sueño en consulta es frecuente escuchar “sufro de insomnio” y de hecho utilizamos con frecuencia ese término. Vale la pena conocer a fondo que es.
Insomnio: Del latín insomnium. Es definido por la American Academy of Sleep Medicine como la percepción subjetiva de dificultad del inicio, duración, consolidación o calidad del sueño que ocurre a pesar de una oportunidad adecuada para dormir, y que da como resultado alguna forma de alteración diurna.
Puede presentarse en dos tipos:
Según la duración también puede encontrarse:
La presencia de dificultades para adaptarse a las consecuencias negativas que se derivan de esos problemas para dormir, provoca síntomas como alteraciones del humor, dificultad para concentrarse, somnolencia con dificultad para poder dormirse durante el día, cansancio físico y mental, estado general de nerviosismo, tensión y ansiedad.
Las opciones de tratamiento para este trastorno del sueño comprenden medidas de higiene del sueño, intervención psicológica (para manejo y modificación de pensamientos y de conductas que mantienen el insomnio y/o sus consecuencias) y/o medicación psiquiátrica.
La principal recomendación para manejarlo es generar una rutina de sueño.
Dormir es una inversión en la energía que necesitas para ser efectivo mañana
Tom Roth.