Mentes Migrantes con Heidy Guzman – Carlos Solomiany
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Todos en algún momento hemos caído en conductas y/o pensamientos en los cuales nos comparamos con los demás, incluso casi que de manera involuntaria. Compararse con los demás no es del todo malo, siempre y cuando no permitamos que ello nos afecte de manera altamente negativa, puede que lo hagamos, pero lo que no debe pasar es que esto se convierta en el foco emocional de nuestras vidas.
Aunque suena contradictorio, muchas veces asumimos que con decir “soy única (o) e irrepetible” estamos dándole la valoración que merece nuestra individualidad. Pero si analizamos un poco a profundidad el autoconcepto de algunos individuos nos daremos cuenta de que muchas personas consideran que no encajan como “deberían” de acuerdo con los estándares sociales. Por ejemplo: el no tener pareja, el tener pocos amigos, haber sido diagnosticado con algún tipo de condición física o emocional, la orientación sexual, pertenecer a minorías; pueden ser elementos que juzgados de manera poco asertiva hacen que algunos seres humanos tengan dificultades para aceptarse tal y como son, o pretendan disimular su verdadera personalidad ante quienes los rodean fingiendo que son diferentes y por ende se sientas solos y desconectados con el resto de las sociedad.
Aquello que no nos gusta de nosotros no es ni positivo ni negativo: miedos, gordura, delgadez, aficiones, estilos de comunicación, simplemente hacen parte de cada uno, depende de nuestro ser interior el que aceptemos estas características, aprendamos a convivir con ellas, mejorarlas o cambiarlas si es posible. El abrazar aquello que nos hace diferentes nos abre la oportunidad de cuestionarnos y abrir nuestros ojos a vivir de forma consciente toda una gama de situaciones que al final son necesarias para crecer y desarrollarnos de manera integral.
Si después de analizar lo anterior, piensas que no sabes cómo dejar de compararte con los demás realmente en tu día a día, te invito a que tomes en cuenta los siguientes consejos:
- PRESTATE ATENCIÓN: Dedica un tiempo a recordar cuantas veces al día te comparas: con un colega, un amigo, modelos de revistas, con personas que conoces. Analiza, cuanto de tu tiempo se va en medirte con alguien más, aunque sea algo que solo tu conozcas.
- PIENSA QUE EMOCIONES DESPIERTAN EN TI ESAS COMPARACIONES: El reconocer que emociones generas al compararte con quienes te rodean serán un factor decisivo para que dimensiones las heridas que les hace a tu autoconfianza, la mayoría las veces sin sentido ni necesidad. Es obvio que siempre habrá alguien mejor que nosotros, pero es más sano emocionalmente que basemos nuestros deseos de superación a partir de nuestras fortalezas, debilidades y límites.
- NO SEAS INJUSTO CONTIGO: Lo más probable al compararte es que lo hagas tomando solamente en cuenta lo que consideras “puntos débiles”. No idealices a los demás, existe una tendencia comparamos con personajes como no conocemos a profundidad, lo que hace difícil dimensionar que tienen defectos, virtudes, conflictos iguales a los de todo el mundo.
- ADMIRATE POR TUS LOGROS: Valora el sacrifico y el esfuerzo que haces para alcanzar lo que te propones, se feliz por cómo te enfrentas a las dificultades. No esperes el reconocimiento de los otros, empieza por reconocerte a ti mismo. Evalúate siempre confiando en tus habilidades como soporte para trabajar en tus debilidades, nos busques superar a alguien, la competencia debe ser contigo mismo. Al final, es lo que marcara la diferencia entre tu progreso individual o convertirte en un individuo envidioso.
- NO VIVAS DE LO QUE LOS DEMÁS PIENSAN DE TI: A lo largo de nuestra vida nos vemos enfrentados a las comparaciones. Cuando somos niños estas son llevadas a cabo por adultos (padres, cuidadores, adultos cercanos), y por la corta edad e inexperiencia no podíamos defendernos de expresiones como: “porque no puedes ser como tu hermano”, “tu prima a tu edad ya sabe leer”. Date cuenta de que eran situaciones que no podíamos manejar ni controlar. Sin embargo, cuando llegamos a la adultez tenemos la libertad de no permitir que nos sigan haciendo ese tipo de comentarios. Debemos ser capaces de poner límites protectores, que no son más que la no aceptación de conceptos de dañan nuestra autoestima, no importa si quien los hace es un amigo o alguien que hace parte de nuestro núcleo familiar.
- CUIDA TU SALUD MENTAL Y EMOCIONAL: Trata de mantener relaciones positivas, con personas que te aporten. Ahora hay que aclarar que no solo podrán ser tus amigos aquellos quienes “te halaguen”, puede que alguien te pueda hacer caer en cuenta de algún error, pero deberá hacerlo de una forma que te nutra y te lleve a cambiar.
Finalmente, ten presente: No existen parámetros que validen que nos comparemos constantemente con los demás, cada ser humano vive a su propio ritmo, creando sus metas y sueños particulares. Las experiencias personales son la que nos suman en nuestra vida, no importa cuando, como y donde sucedan.
Cuando observes a alguien más, hazlo, intentando comprender las estrategias que lo llevaron a llegar donde tu quieras llegar, analiza, toma lo que te sirve y continua a tu propio ritmo, solo así, serás quien realmente quieres ser.