Las relaciones de pareja se van transformado a medida que pasa el tiempo. Los individuos que hacen parte de un este tipo de vínculo afectivo cambian al pasar de los años, por ende, la sexualidad se ve sujeta modificaciones.

Es necesario iniciar reconociendo que la sexualidad disfrutada de manera asertiva le agrega calidad a su relación. Quienes son capaces de envejecer juntos manteniendo interés no solo por ellos mismos sino también por su compañero (a) logran ejercer una sexualidad plena y activa más allá de la etapa de vida en la que se encuentran.

Disfrutar de la intimidad sexual hace parte de la vida misma, pero es importante establecer que esta área del ser humano si bien es distinta para cada individuo, podemos identificar unas etapas generales que identificamos a continuación:

• FLECHAZO: Más conocida como “química” porque la sexualidad está a flor de piel, la imaginación vuela y las fantasías están presentes muy frecuentemente. Existe un gran deseo sexual hacia el otro. Dura alrededor de dos meses.
• ENAMORAMIENTO: Esta etapa denota una mayor intensidad. Existe un deseo de verse, tocarse y besarse, permanente. La pasión se desborda. Los encuentros íntimos son frecuentes y más desenfrenados que en cualquier otro momento de la vida en pareja. El contacto sexual, pleno de erotismo y seducción se vive apasionadamente y de forma activa y natural.
• ESTABILIDAD Y LA CONVIVENCIA: Al tomar la decisión de establecer y vivir juntos se da inicio al establecimiento de roles, negociación de puntos de vista, al tiempo que se generan algunos roces y/o conflictos. Por otro lado, surge la complicidad. Se vislumbra la posibilidad de un futuro en común y la creación de un proyecto de vida juntos. La confianza existente para este momento, ayuda a que los encuentros sexuales sean más satisfactorios. Se comienza a ser más claro en los gustos. La cantidad de encuentros sexuales puede disminuir, pero la calidad aumenta.
• LLEGADA DE LOS HIJOS: Es una etapa de ajustes debido a cambios en los roles de cada miembro de la pareja. Los momentos íntimos disminuyen considerablemente. Los niños agotan y hay mucho trabajo por hacer.
• CRECIMIENTO Y CRIANZA DE LOS HIJOS: Es una etapa que en ocasiones se torna complicada, ya que no se dispone de libertad para tener un encuentro íntimo como antes. Los encuentros sexuales son menores frecuentes y algo más cortos, pero muy intensos. En la medida en que pasa los años, pueden aparecen eventos que marcan el inicio del replanteamiento de la vida sexual debido a afectaciones por cambios hormonales, corporales y personales.
• MADUREZ: En esta etapa los hijos ya se han ido de la casa. Es posible recuperar la pasión. Renace la sensualidad y el afecto, ya no hay barreras ni personas que cohíban a expresar la sexualidad libremente.

Finalmente, no siempre será posible mantener el volumen erótico de los primeros tiempos de enamoramiento, tampoco es necesario. Cada pareja deberá respetar las condiciones sexuales de cada etapa de la relación, que no siempre es lineal ni mantiene la misma intensidad. Con el paso del tiempo, las parejas evolucionas y una etapa será feliz en la medida en que el sexo no sea lo primordial, pero los encuentros íntimos pueden ser más afectuosos que nunca.