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Hablemos de violencia doméstica

por Yuliana Castro Forero. Eccoterapeuta | @pscyulianacastro

Aunque pareciera que sobre el tema que les planteo estuviese dicho todo, en el día a día no es así. Hablar de violencia doméstica no es fácil, y menos para las personas que son víctimas de ella. Empecemos por aclarar que este tipo de maltrato ya dejó de ser exclusivo de mujeres y niños, en la actualidad ha ido aumentando el número de hombres que se atreven a denunciar este tipo de abusos en su contra.

Entenderemos que violencia doméstica, es aquella que sucede entre personas que tienen o tuvieron una relación íntima (matrimonio, convivencia en unión libre). Puede darse de varias formas, entre las que podemos mencionar abuso físico, sexual, emocional; acoso, amenazas, chantajes emocionales (“no puedo vivir sin ti”, “te voy a quitar a los niños). Lo anterior es aplicable tanto a relaciones heterosexuales como homosexuales. Este tipo de vínculo abusivo va de la mano con un desequilibrio de poder y necesidad de control por parte del abusador, donde este último utiliza palabras y conductas de intimidación para controlar a su pareja.

No todas las relaciones son abusivas desde su inicio, este puede comenzar de manera casi que desapercibida, pero con el paso tiempo la situación empeora y se hace visible no solo entre los miembros de la pareja e hijos, sino que posiblemente familiares, amigos, compañeros de trabajo puedan notarlo. Se vivencia violencia doméstica cuando se cumplen con algunas de las situaciones que se enumeran a continuación:

  • Insultos, palabras que demuestran desprecio o buscan denigrar al otro
  • Se desalienta el ir trabajar o estudiar
  • Impedimentos para compartir tempo o visitar a familiares y/o amigos cercanos
  • Celos, acusaciones frecuentes de infidelidad
  • Tratar de controlar el acceso a consultar servicios de salud
  • Amenazas contra la integridad física de la pareja, hijos o familiares
  • Golpes, patadas, empujones, cachetadas, intentos de estrangulamiento, daño físico a mascotas
  • Se obliga a mantener o participar en actos sexuales en contra de la voluntad propia del otro miembro de la pareja
  • El agresor no asume su responsabilidad, sino que culpa al otro de todos los problemas que se suceden

Si un individuo vive un ciclo de violencia en su hogar, reconocer esta realidad y asumir que puede cambiarla es el primer paso para salir de ella. Todas las personas deberían poder contar con una información clara y precisa acerca de sus derechos como seres humanos, además de tener la capacidad de identificar las características de una relación enmarcada en el respeto y la salud mental. Este tipo de conocimiento se convierte en un factor clave para que las víctimas de violencia doméstica identifiquen el abuso desde su inicio y no permitan que este avance de forma descontrolada.

Abandonar una relación es una decisión difícil para cualquier persona y esto se complica cuando aparecen la culpa, las dudas, la confusión, la impotencia, etc., que son sentimientos comunes en las víctimas. Si a esto le unimos la dependencia emocional y/o económica, además de las amenazas y manipulaciones del agresor, así como la carencia de una red de apoyo social o familiar, se hace mucho más penoso la resolución de romper este tipos de vínculos.

Las normas sociales, sobre en todo en las culturas latinas, tienden a imponer conceptos tales como que el “ matrimonio es para toda la vida”, “los hijos para crecer correctamente necesitan a sus dos padres bajo el mismo techo”, generando entonces que muchas familias decidan permanecer juntas, pero con miembros cuya autoestima y autoeficacia es muy baja, dificultando aquí también la ruptura del ciclo de violencia.

¿Pero cómo ayudar entonces, de manera efectiva a una víctima de violencia doméstica? Existe la posibilidad de que en algún momento se encuentre con alguien que atraviesa por algún tipo de violencia, lo más importante que puede hacer desde su posición de amigo, familiar o conocido es hacerle saber que usted está ahí para darle apoyo, aún por encima de las decisiones que esa persona pueda tomar, escúchela sin juzgarla, crea lo que esa persona le comente, dígale que no es su culpa, asegurando que ninguna de sus acciones la hace responsable del abuso recibido.

Finalmente, es necesario mencionar, que dentro de la ayuda que se pueda brindar se encuentra el animar a la víctima a hablar con una agencia local de apoyo para casos de violencia doméstica o con las autoridades. Ofrezca su compañía para consultar o gestionar este tipo de asesoría solo cuando “la persona se encuentre lista”. Recuerde que por más apoyo que desee dar, es solo la víctima quien puede y debe decidir el encontrar el camino hacia su seguridad física y emocional.