• Es preferible adoptar bebés o niños pequeños, muchos piensan que chicos adolescentes son difícilmente adoptados debido a que pueden tornarse rebeldes. Sin embargo, la adopción no tiene nada que ver con la edad, sino con la calidad del vínculo afectivo que se establezca con los menores. Además, es importante establecer que los nuevos padres siempre tendrán la posibilidad de recibir entrenamiento en el manejo de las etapas evolutivas de sus hijos.
• Se ama más a los hijos biológicos que a los adoptados. El amor nada tiene que ver con la consanguinidad. Los padres comprometidos con la crianza de sus hijos son capaces de amar con tal intensidad y dejar de lado las etiquetas de si son biológicos o adoptados.
• Los niños adoptados tienden a ser rebeldes, no podemos desconocer que en las primeras semanas de convivencia se hará necesario un proceso de adaptación, lo que no implica que ciertas conductas permanezcan en el tiempo. Lo importante es prestar atención suficiente a las necesidades del menor, ser flexibles a los cambios que se generan para ambas partes y sobre todo recordar que están en reconocimiento mutuo a fin de establecer vínculos estables y seguros.

Finalmente, es importante recordar que la adopción es una manera amorosa de conformar una familia, y como tal todo será siempre color de rosa, es un proceso con altas y bajas. Pero lo que siempre debe prevalecer es la generosidad, es decir, mantener el deseo de dar y recibir amor, así como disfrutar el educar a un niño, al tiempo que experimentan situaciones emocionantes que acompañan el proceso de crianza.