por Heidy Guzman, MA, LPC, NCC
El desarrollo infantil exige de muchos factores que en conjunto aportan a la salud y estabilidad emocional de los niños. Un ambiente familiar, social y educativo armonioso son la base de un crecimiento emocional optimo. Sin embargo, los retos de la vida que se enfrentan en familia o las condiciones genéticas no siempre son las mas favorables.
Los niños no están equipados para manejar situaciones difíciles, cambios de rutina o transiciones en la vida. Ellos no están inmune de la depresión, y al igual que los adultos, la detección, el diagnostico y el tratamiento temprano de la depresión es critico. Buscar el tratamiento adecuado para tu hijo disminuye el riesgo de desordenes emocionales en los próximos años y hasta puede salvarle la vida. Los estados emocionales de los niños son como la marea, cambiantes y volátiles, lo cual permite que los signos de la depresión se oculten en nuestra interacción diaria con ellos. Sus respuestas emocionales a los retos diarios, ya sean académicos o sociales, confunden a los padres y maestros y pueden ser juzgados como cambios apropiados de la edad, lo cual hace mas difícil reconocer la depresión de las variaciones normales de las emociones infantiles.
Los signos de la depresión infantil
Al igual que en los adultos, los síntomas listados a continuación, pueden parecer a veces normales en un niño que se esta comportando mal, y en parte lo son. Sin embargo, cuando estos comportamientos o síntomas continúan manifestándose regularmente, con o sin motivo aparente, es cuando debemos contactar a un profesional de la salud mental infantil.
· Sentimientos prolongados de tristeza o desesperanza
· Irritabilidad y enojo
· Aislamiento social
· Sensibilidad al rechazo
· Cambios en el apetito, aumento o reducción
· Cambios en el patrón del sueño, poco o demasiado sueño
· Explosiones de ira
· Fatiga crónica o energía baja
· Inhabilidad para desempeñar funciones diarias, ya sean sociales, familiares o académicas
· Sentimientos extremos de culpa o desvalorización
· En casos extremos, pensamientos suicidas o de muerte
No todos los niños experimentan todos estos síntomas, algunos solo manifiestan uno o pocos y en situaciones distintas. Por esta razón es importante mantenerse alerta de sus comportamientos, estar pendiente de reacciones diferentes a como normalmente se comportan sus hijos. En sus respuestas emocionales a cambios repentinos y en sus interacciones sociales se hace evidente el estado anímico de ellos.